viernes, 26 de enero de 2007

¡Más Fuerza, Señorita!






DJAMENA, 13 de enero de 2005 - Gisèle Ngamada supo de su seropositividad hace cinco años. Esta mujer de 36 años, a quien han retirado la custodia de sus hijos, vive recluida y no desea mas que una cosa: ir a Europa a fin de poder tener un poco más de vida.


Gisèle es una de esas personas rara en Chad que ha osado revelar su estatus serológico. En este país, uno de los más pobres de Africa, donde 200 mil personas viven con VIH-SIDA, los tabúes que rodean al virus y sus modos de transmisión son muy fuertes y pocos violan esta ley de silencio.
En principio, todo el mundo estaba presto a ayudarla pero concretamente... no hacian nada. “Debo partir para Europa y contar sobre las gentes que me ayudan” dijo ella.
Es a partir de la muerte de Emmanuel, su novio, hijo de diplomáticos, afectado por VIH-SIDA, que el entorno de Gisèle comenzó a preguntarse sobre su propio estado de salud. Para tener mayor discreción, su familia la envió a Maroua, Camerún, a centenas de kilómetros de la capital Djamena.
DE ELLA:
“Súbitamente, mis padres comenzaron a hacer preguntas. Un cuñado me envió 40,000 francos CFA (80 dólares) el año siguiente, a fin de hacerme un examen de sangre en Maroua. Los resultados fueron positivos al VIH. El doctor me dijo: “Mucha fuerza, señorita”
“Tres meses después, tuve tuberculosis y mi salud comenzó a degradarse día con día. Me siento más cansada cada día, pero la tuberculosis fue combatida rápidamente.”
La tuberculosis es la principal infección de las llamadas “oportunistas”, que se desarrollan en los organismos afectados por el VIH, y la primera causa de muerte en las personas seropositivas. Los pacientes resultan protegidos si la enfermedad es descubierta con oportunidad.
“Reuní a mis padres, amigos y vecinos para hablar con ellos. Gentes influyentes estuvieron de acuerdo en ayudarme a que me cuidara.Sus dos hijas, hoy de 10 y 14 años de edad, fueron puestas con una tía. Ella las ve con frecuencia, a condición de dejar el barrio popular donde vive, uno de los más importantes de Djamena.
“No se puede aguantar más, fui a ver a los responsables del ministerio de salud pública. Le conté al director general del hospital y al mismo Aziza Baroud, actual ministro de salud pública. Ellos me dijeron que tomarán mi caso con mucha seriedad, pero luego... nada…..”.
“Los parientes se apartan, algunos se niegan a abrazarme cuando lo necesito. Es duro. Ocasionalmente, cuando invito gente a mi mesa, se niegan a comer conmigo. De hecho, no comprenden cómo se propaga el VIH-SIDA.”
Gisèle ha ensayado bien, por tanto, para sensibilizarlos sobre los modos de transmisión y de prevención del VIH. Desde hace cuatro años, entre 2001 y 2005, cuando realizó sesiones de sensibilización que realizaba en la noche, en su habitación, donde sus amigas seropositivas recibieron consejos e información para vivir con el virus. Pero ella decidió acabar con ellas luego de la muerte de cuatro de ellas.
“Muchas amigas que se saben infectadas vienen a verme a casa. Ellas desean obtener indicaciones sobre la manera en que yo vivo mi seropositividad. “Yo les doy consejos, pero ellas no pueden mantener su situación. Desde 2001,han muerto, ellas se negaron a comer para morir rápido. Yo las entiendo y luego, cesé todas las campañas.”

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